LA IMAGINACIÓN DEL CUERPO
Es difícil para un mundo entrar en otro mundo
y seguir el camino para llegar a salir.
Todo se comporta como tierra,
lo grande y lo pequeño.
Los mismos pozos, los mismos ríos.
Un volcán del revés es el principio de todo.
La tecnología nos ha permitido examinar en vivo y en alta definición lo que ocurre dentro del cuerpo humano. A lo largo del tiempo, se han construido máquinas capaces de capturar imágenes que explican el origen de los síntomas que nos aquejan e incluso de aquello que, sin aviso, sucede en nuestro interior. El punto de partida de esta muestra no es la precisión ni el conocimiento objetivo de la ciencia y la imagenología, es más bien el dejar entrar la distracción por la belleza del no saber, de lo abierto, del vacío y la curiosidad que busca respuesta en la imaginación, las sensaciones, los sueños. Este conjunto de pinturas y piezas escultóricas anhelan ser un esquema de los procesos corporales internos. Formas y colores que tienen el deseo, siempre inagotable, de mostrar los mecanismos de lo que nos mantiene vivos, el funcionamiento de lo que a todo momento acontece desprovisto de nuestra voluntad y control, aunque el cuerpo sea nuestro. Estas obras son también un paréntesis que le da espacio al pensamiento mágico y fantaseoso de la infancia, que intenta descifrar cómo podría crecer un árbol en nuestro estómago si comiésemos una semilla o cómo es que llegamos al vientre de nuestras madres. Construimos este tipo de imágenes imposibles también cuando somos adultos, para enfrentarnos con misterios tan complejos como la multiplicación y omnipresencia de un virus, un dolor inexpliable, o los variados desencuentros de la fertilidad. La imaginación del cuerpo ofrece un paseo por la ilusión de encontrar estructuras y figuras que sostengan una manera propia de representar lo que es tener un cuerpo. Un recorrido que conduce a desenlaces imprevistos, donde hay espacio y atención para lo espontáneo.
Catalina Ramírez Venegas
UNA CASA PARA MIS MUERTOS
Hay animitas a ambos lados de la carretera. En Chile, se construye una casita cuando alguien muere en el camino.
Además del sentido mágico, la belleza del tiempo aparcado, los miles de regalos convertidos en esqueletos; las innumerables animitas que recorren el país de norte a sur guardan el deseo bueno por darle techo al amigo que se fué, un deseo por tener donde encontrarle cuando se queira volver a conversar.
Cuando era niña imaginaba que ahí, en esas pequeñas casitas podría vivir un un zorro, un escarabajo, una lagartija, toda una familia completa de bichitos conviviendo con el espíritu del muerto, haciendo una gran familia dispar.
Imagino el desierto como un portal inmenso, que va de país en país cruzando a la vez todos los desiertos del mundo, un trampolín. El desierto de Atacama, en Chile, se cruza por un largo camino plagado de animitas, es casi lo único que crece. El desierto de Gorafe, en España, está lleno de pequeñas posibilidades para contener a un amigo que ha muerto en otro continente. Cuando alguien a quien se quiere, se va del mundo, aparece y se esconde en cualquier lugar, una caracola, una carcasa de semilla, un matojo de esparto. Entonces puedes despedirte las veces que haga falta, entonces le puedes visitar.
Una Casa para mis Muertos, ofrece un paseo por la ilusión de encontrar formas de hacer duelo, donde haya espacio para hacer un rito, un pequeño rito. Estas obras son una pausa que le da espacio a un pensamiento mágico, son un gesto personal para enfrentar el misterio de la muerte.
LO MISMO ES UN CUERPO, UNA SOMBRA, UN VOLCÁN Y UN AGUJERO
Lo mismo es un cuerpo, una sombra, un volcán y un agujero. Lo mismo es, también, una piedra, una flor, un animal volante y el tiempo pasando sobre los frutos del día, los animales de cuatro patas y lo mismo yo. Lo mismo eres tú cuando te asomas al conjunto de las cosas que elegí para dibujar. John Berger decía: Nunca miramos sólo una cosa; siempre miramos la relación entre las cosas y nosotros mismos. Nuestra visión está en contínua actividad, en constante movimiento, manteniendo siempre las cosas dentro de un círculo alrededor de ella, construyendo lo que está presente para nosotros tal cual somos. En esta muestra se nos presenta una imagen. Una sola gran imagen cambiante, simultánea y fragmentada que busca ser reflejo de un espacio de tiempo específico. El recorrido de tu vista le dará su nueva forma y hará que ese reflejo sea más tuyo que mío, lo traerá al momento presente para quitarlo de una vez del tiempo donde se creó.
SOY TÚ
¿Cuál sería el riesgo?
El de entrar al dominio de la penumbra,
de la indistinción aparente
(…) de aquello que a veces alcanzamos por medio del estado amoroso
Anne Dufourmantelle / Elogio al riesgo
Descubrió que podía explorar un trasmundo por medio de sus dibujos y los de otros. Sin poder elegir, una porción de la realidad nos detiene y surge desde allí la pregunta, ¿por qué dejar en un soporte lo que miramos?.
La pregunta se duplica, como un espejo, hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados, pierde y recupera sentido, distorsiona, es una interrogante que crece y que nos devuelve nuestro reflejo ¿quién eres, quién soy?.
Esta muestra es una respuesta provisoria, Soy Tú. No sabemos por qué sentimos amor; por una persona, un paisaje, un animal, un florero, una idea, un recuerdo. Nos entregamos a la curiosidad irresistible del no saber y corremos un riesgo, como el blanco del papel. Depositamos allí las sombras y lo intangible del amor hacia lo cotidiano. En la superficie del papel encuentras la posibilidad de mirar un reflejo de algo recóndito, la oportunidad que tiene lo invisible de ser dibujado, y ser ser visto por un momento en el mundo.
Catalina Ramírez Venegas
LO MISMO ES UN CUERPO, UNA SOMBRA, UN VOLCÁN Y UN AGUJERO
Lo mismo es un cuerpo, una sombra, un volcán y un agujero. Lo mismo es, también, una piedra, una flor, un animal volante y el tiempo pasando sobre los frutos del día, los animales de cuatro patas y lo mismo yo. Lo mismo eres tú cuando te asomas al conjunto de las cosas que elegí para dibujar. John Berger decía: Nunca miramos sólo una cosa; siempre miramos la relación entre las cosas y nosotros mismos. Nuestra visión está en contínua actividad, en constante movimiento, manteniendo siempre las cosas dentro de un círculo alrededor de ella, construyendo lo que está presente para nosotros tal cual somos. En esta muestra se nos presenta una imagen. Una sola gran imagen cambiante, simultánea y fragmentada que busca ser reflejo de un espacio de tiempo específico. El recorrido de tu vista le dará su nueva forma y hará que ese reflejo sea más tuyo que mío, lo traerá al momento presente para quitarlo de una vez del tiempo donde se creó.